Rafael González Redondo
Mi periplo profesional ha sido complicado… ¡y entrañable!
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Quizá porque mi abuelo me parecía un médico admirable y mi padre un neurólogo magnífico… Estudié Medicina en Granada (1997-2003) y Neurología en la Clínica Universidad de Navarra (2005-2013). Mi maestro, el Profesor Obeso, y otros excelentes neurólogos de Pamplona determinaron mi carrera profesional para siempre. Me enseñaron un método científico con el que resolver algunos problemas humanos: eliminar el temblor, recuperar el control del movimiento, preservar la memoria, aliviar el dolor, retrasar lo inevitable…
En la CUN me impregné de esa forma de ejercer una Medicina técnica y a la vez práctica, obsesionada por desenredar desde el origen los problemas. Para detectar aquello que va mal. Para entenderlo, para dar con sus mecanismos y causas con el fin de solucionarlo. De repararlo. De servir para algo bueno.
También encontré el placer que brinda el trabajo bien hecho. Y el privilegio de compartir inquietudes con colegas afines, de colaborar con otras disciplinas que aportan perspectivas nuevas y suman salud. Me permitieron participar en sesiones clínicas con grandes figuras de la Neurología mundial, y tuve el honor de aprender en Nueva York con el Prof. Stanley Fahn. Mi tesis doctoral sobre la enfermedad de Parkinson fue premiada por la Universidad de Navarra, y más aún, por la fortuna de cruzarme con Carla, entonces una becaria argentina. La Dra. Di Caudo se convirtió en mi compañera de viaje vital y co-autora de una hermosa familia numerosa.
Llenos de entusiasmo y espíritu emprendedor, nos marchamos a trabajar a Aruba, en las Antillas Holandesas (2013-2017), donde nos curtimos levantando juntos el único departamento de Neurología del país. Allí nos incentivaban con la mejor formación en las áreas a desarrollar, como estancias en la Universidad de Harvard o en la Mayo Clinic (EEUU); en estrecha colaboración con la Universidad de Amsterdam (Holanda) y con la Organización Panamericana de Salud (OMS). En Aruba comprendimos lo reconfortante de trabajar con profesionales que te aprecian y para personas que te necesitan.
Al segundo hijo, por ellos, decidimos regresar a España. En Granada, nos topamos con la titánica tarea de satisfacer a la temible burocracia hispánica, lo que nos empujó a emigrar de nuevo, esta vez a Inglaterra (Southend y Newport NHS, 2017-2018). Allí nos empapamos de lluvia, pero también de la importancia de la logística, de los controles de calidad, de las ventajas de emprender y de proyectar con objetivos claros y resultados medibles.
Una carambola de la bolsa de empleo del SAS nos trajo de regreso a Granada. Encadenando contratos de duración incierta, con 4 hijos menores de 4 años, y tras duros meses de guardias en la pandemia, pues viramos nuestro timón profesional. Unas veces se gana y otras se aprende.
Un día de 2021 decidimos dedicarnos en exclusiva a lo que más nos gratifica, como a nosotros nos gusta, y entregados a quien verdaderamente desee nuestra ayuda.
Así nace el Centro Neuromédico.
A su servicio.